miércoles, 2 de diciembre de 2009

Federico García Lorca

Simbología mágica en Lorca, algo que surge de manera natural; sólo asequible a seres hipersensibles y especiales, "cosas de artistas" de locos, truhanes y gente de mal vivir, bohemios e incómodos seres pensantes.

Así era Federico y lo pagó caro en una época turbia, estanque en el que se reflejaba a la luz de la luna un jinete incómodo cabalgando un negro caballo.

Tenía ganas de poner en el blog algún poema de Federico, difícil tarea elgir uno, ya no digamos un extracto de este creador, este mago y alquimista de la metáfora.

Me he decidido finalmente por un extracto de "los encuentros de un caracol aventurero", en el que se desarrolla una discusión metafísica sin importancia, la existencia después de la muerte de ...
Una crítica magistral al pensamiento unívoco y teledirigido que algunos pretenden imponer.

No sólo escritor y amante de la música, era Federico, también, dibujante de sentimientos y emociones. Un tanto naif en su facturación, dibujos que parecieran salir de la mano de un niño inquieto, travieso. Dibujos en los que plasmaba su realidad mágica y simbólica, corceles negros que simbolizan la muerte, la luna símbolo de la receptividad femenina y también de la llegada de la muerte, el sol creador y dador de vida, la metamorfosis y resurrección simbólica de la mariposa.


LOS ENCUENTROS DE UN CARACOL AVENTURERO

Ante el bosque sombrío
el caracol se aterra.
Quiere gritar. No puede.
Las ranas se le acercan.

"¿Es una mariposa?",
dice la casi ciega.
"Tiene dos cuernecitos
-la otra rana contesta-.
Es el caracol. ¿Vienes,
caracol, de otras tierras?"

"Vengo de mi casa y quiero
volverme muy pronto a ella".
"Es un bicho muy cobarde
-exclama la rana ciega-.
¿No cantas nunca?" "No canto",
dice el caracol. "¿Ni rezas?"
"Tampoco: nunca aprendí".
"¿Ni crees en la vida eterna?"
"¿Qué es eso?
"Pues vivir siempre
en el agua más serena,
junto a una tierra florida
que a un rico manjar sustenta".

"Cuando niño a mí me dijo
un día mi pobre abuela
que al morirme yo me iría
sobre las hojas más tiernas
de los árboles más altos".

"Una hereje era tu abuela.
La verdad te la decimos
nosotras. Creerás en ella",
dicen las ranas furiosas.

"¿Por qué quise ver la senda?
-gime el caracol-. Sí creo
por siempre en la vida eterna
que predicáis..."
Las ranas,
muy pensativas, se alejan.
y el caracol, asustado,
se va perdiendo en la selva.

Las dos ranas mendigas
como esfinges se quedan.
Una de ellas pregunta:
"¿Crees tú en la vida eterna?"
"Yo no", dice muy triste
la rana herida y ciega.
"¿Por qué hemos dicho, entonces,
al caracol que crea?"
"Por qué... No sé por qué
-dice la rana ciega-.
Me lleno de emoción
al sentir la firmeza
con que llaman mis hijos
a Dios desde la acequia..."

No podíamos por menos que despedir a Federico con música y lo vamos a hacer con una cantante criada en Utebo (Zaragoza), la indomable Carmen París cantando a Lorca, que lo disfrutéis.

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