domingo, 31 de marzo de 2013

Arte Zen


La filosofía Zen siempre me ha atraido, esa búsqueda de la paz interior y de la serenidad y como no, su aplicación a las artes plásticas.

Las artes zen buscan expresar la verdadera “mismidad” -la esencia última y primeigenia- de un fenómeno o situación, su misterioso “espíritu” viviente que forma parte de la esencia siempre cambiante de la existencia.

 Esto exige una intuición que fluya libremente y que surja del estado de no-pensamiento. Cuando se crea verdadero arte zen, no se le considera obra humana, sino más bien la expresión de la naturaleza fluyendo espontáneamente a través del artista

Existe un larga tradición, que en forma de cuentos  y haikus -relatos breves como pequeños dardos intelectuales, poesía tradicional japonesa- en los que se expresa de manera magistral este estado de pensamiento. 

Como muestra aquí dejo el cuento de "La taza vacía", así como una muestra musical zen con la flauta tradicional de bambú  -Shakuhachi-.

La taza vacía


Según una vieja leyenda, un famoso guerrero, va de visita a la casa de un maestro Zen.  Al llegar se presenta a éste, contándole de todos los títulos y aprendizajes que ha obtenido en años de sacrificados y largos estudios.


Después de tan sesuda presentación, le explica que ha venido a verlo para que le enseñe los secretos del conocimiento Zen.

Por toda respuesta el maestro se limita a invitarlo a sentarse y ofrecerle una taza de té.

Aparentemente distraído, sin dar muestras de mayor preocupación, el maestro vierte té en la taza del guerrero, y continúa vertiendo té aún después de que la taza está llena.

Consternado, el guerrero le advierte al maestro que la taza ya está llena, y que el té se escurre por la mesa.

El maestro le responde con tranquilidad "Exactamente señor. Usted ya viene con la taza llena, ¿cómo podría usted aprender algo?
Ante la expresión incrédula del guerrero el maestro enfatizó: " A menos que su taza esté vacía, no podrá aprender nada"


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