lunes, 13 de febrero de 2012

José Val del Omar

Figura única de la historia del cine y de las vanguardias españolas que murió en el olvido rodeado de sus inventos. Cineasta, artista, poeta, visionario... ninguna etiqueta basta para definir a José Val del Omar (Granada, 1904-Madrid, 1982). "Soy una criatura enamorada de la creación, que vibra entre la teoría y la práctica", decía este genio olvidado.

Quería rendir un pequeño homenaje a este gran creador al que acompaña una larguísima labor de investigación y creación: la patente de una enorme lista de aparatos de proyección y de sonido: lentes de ángulo variable y de proyección apanorámica, Sistema Diafónico, Sistema VDO Bi-Standard 35, Laserfonía, Picto-Lumínica-Audio-Tactil; y una lista aún mayor de proyectos aparentemente delirantes y nunca llevados a la práctica a excepción del terreno de pruebas de su propio laboratorio: Óptica Biónica Energética Ciclo-Tactil, Relieve Psico-abstracto, Pantalla Corpórea, Fara-tacto, efectos de cero-gravedad…

 
Aproximarnos a la obra de José Val del Omar nunca ha sido y nunca será fácil: la sigilosa pero constante onda expansiva de una producción cinematográfica relativamente escasa -apenas una decena de cortometrajes a lo largo de toda su vida, y varios de ellos inacabados o completamente ilocalizables por los investigadores de su obra hasta hace muy poco.


Val del Omar optó por la concentración de sus esfuerzos creativos, de modo que sus cintas más logradas se reducen a tres únicos cortometrajes: Aguaespejo Granadino (1955), Fuego en Castilla (1961) y Acariño Galaico (pieza póstuma), que conforman lo que él llamó Tríptico Elemental de España.


Precisamente quiero piner aquí el vídeo correspondiente a Fuego en Castilla -film experimental de José Val del Omar, que logró una mención especial en el Festival de Cannes por sus logros técnicos. Y ciertamente es fascinante el modo en que utiliza la imaginería de la Semana Santa castellana, las tallas de Berruguete, Almagro, Juan de Juni..., con unos efectos lumínicos increíbles, difíciles de describir, las imágenes parecen como animadas, otras veces parecen querer salirse de la pantalla, siempre ardientes, como el fuego, donde introducía sus ideas de unir la imagen y lo táctil, además de contar con una banda sonora propia que exploraba lo más avanzado en técnicas de sonido electroacústico-.