martes, 18 de septiembre de 2012

Kenneth Anger

De vez en cuando me apetece hacer alguna incursión en el mundo más subterráneo y olvidado del séptimo arte y esta vez le ha tocado el turno a Kennet Anger, el artista de la luz y uno de los personajes más influyentes en el mundo artístico del videocip musical.. 

En un capítulo titulado “The Magus” (“El mago”), P. Adams Sitney escribe:

“En las películas de [Kenneth] Anger, su imagen de sí mismo, la del ser, es la de un Mago y no la de un cineasta. Él se mantiene en la tradición de Jean Cocteau, por quien sentía una gran estima y quien, con La sangre del poeta, hizo de la búsqueda estética un tema legítimo para el cine. Es interesante que Cocteau haya usado el cine para estudiar el funcionamiento de la poesía, absteniéndose de lo reflexivo absoluto de una película sobre el cine mismo. Anger y otros cineastas de la vanguardia americana tomaron de Cocteau su fascinación por los medios tradicionales del arte – la poesía, la música, la escultura - contrapuestos al cine; así como su fusión de la búsqueda de lo estético con la búsqueda de lo erótico. […]
Para Anger, el quehacer estético es una categoría de la magia [NT: En este caso la palabra “Magick” con “k”, hace referencia a creencias neopaganas específicas]. Su forma de imaginar el ser es particularmente compleja porque involucra tantas distinciones como grados hay para el mago”.



Hay que entrar en las fauces más profundas del cine underground y provocar un incomodo momento, un momento de realidad, de subrealidad, de hiperealidad, de todas las desfiguraciones que la realidad tenga en lo mítico, en lo oculto, en lo místico para ver el cine de Anger. Icono del mundo subterráneo, el maestro del cine más bajo y pecaminoso. Desde 1937 sus cortos  se han fusionado en diversas corrientes de surrealismo y homoerotismo, con lo oculto; lo infernal. La mayoría contienen elementos de erotismo, documental, psicodrama y espectáculo circense. Ha causado un impacto profundo en el trabajo de muchos otros cineastas y artistas como Martin Scorsese, David Lynch y John Waters. También es el autor del controvertido libro  “Hollywood Babilonia” y su secuela “Hollywood Babilonia II”, en el que afirma  exponer muchos de los rumores y los secretos de las celebridades de Hollywood. , ha logrado que géneros como el vídeo musical se transformaran en una forma de arte emergente, integrando secuencias del sueño, danza, la fantasía y narrativa.



Durante la década de los 60 y 70 se asoció y trabajó con diferentes figuras de la cultura popular y el ocultismo, incluyendo la Iglesia de Satán de Anton LaVey su fundador, el sexólogo Alfred Kinsey, el artista Jean Cocteau, el dramaturgo Tennessee Williams, el director Alejandro Jodorowsky, Andy Warhol, músicos como Mick Jagger y Keith Richards, Jimmy Page, Tom Waits y Marianne Faithfull.

“Soy un artista trabajando con la luz y sólo eso me interesa de verdad. Lucifer es el dios de la Luz y no el diablo, eso es una difamación cristiana. El diablo siempre es el dios de los otros. Lucifer aparece en otras películas mías; no lo llamé así, pero siempre hay una figura o un momento en esas películas que es mi “momento Lucifer”…”

sábado, 1 de septiembre de 2012

La última cena y la sincronicidad

Muchas son las anécdotas y teorías ocultistas que acompañan a la obra del Maestro Da Vinci, pero hay una en particular que simepre me ha emocionado mucho y es la que a continuación voy a exponer. 

Se trata de la teoría de la sincronicidad de Jung llevada a un ejemplo práctico real que le ocurrió al maestro al pintar "La última cena".

Aquí pongo para los despistados una síntesis de la teoría. Sincronicidad (sin-, del griego συν-, unión, y χρόνος, tiempo) es el término elegido por Carl Gustav Jung para aludir a «la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal -sin ninguna relación causal aparente-».

Tardó 20 años en hacer realidad "La Última Cena", Leonardo Da Vinci, debido a que era muy exigente al buscar a las personas que servirían de modelos para su pintura. Tuvo problemas en iniciar la pintura porque no encontraba al modelo para representar a Jesús, quien tenía que reflejar en su rostro pureza, nobleza y los más bellos sentimientos. Así mismo debía poseer una extraordinaria belleza varonil. Por fin, encontró a un joven con esas características, fue el primero que pintó. Después fue localizando a los 11 apóstoles, a quienes pintó juntos, dejando pendiente a Judas Iscariote, pues no daba con el modelo adecuado. Éste debía ser una persona de edad madura y mostrar en el rostro las huellas de la traición y la avaricia. Por lo que el cuadro quedó inconcluso por largo tiempo, hasta que le hablaron de un terrible criminal que habían apresado. Fue a verlo y era exactamente el Judas que él quería para terminar su obra, por lo que solicitó al alcalde le permitiera al reo que posara para él. 

El alcalde conociendo la fama del maestro Da Vinci, aceptó gustoso y llevaron al reo custodiado por dos guardias y encadenado al estudio del pintor. Durante todo el tiempo el reo no dio muestra de emoción alguna de que había sido elegido para modelo, mostrándose demasiado callado y distante. 

Judas a la izquierda señalando con la mano a Jesús en el centro.


Al final, Da Vinci, satisfecho del resultado, llamó al reo y le mostró la obra, cuando el reo la vio, sumamente impresionado, cayó de rodillas llorando. Da Vinci, extrañado, le preguntó el por qué de su actitud, a lo que el preso respondió: '¿Maestro Da Vinci, es que acaso no me recuerda?' Da Vinci observándolo le contesta: 'No, nunca antes lo había visto'. Llorando y pidiendo perdón a Dios el reo le dijo: 'Maestro, yo soy aquel joven que hace 19 años usted escogió para representar a Jesús en este mismo cuadro'.